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F02. Pino Melis

Tarima de pino Melis

Pino melis procesado e instalado por Recoupage en patrón de corte pluma con fajeado.

 

Tarima de pino Melis

No hay 2 tablas iguales.

 

Tarima de pino Melis

Pino melis procesado e instalado por Recoupage. Patrón en Corte Pluma con fajeado.

 

Tarima de pino Melis

Pino melis procesado e instalado por Recoupage. Sin acuchillar. Patrón en espiga. Esta cromaticidad se consigue calibrando las tablas mediante cepillado de su cara inferior.

 

Tarima de pino Melis

Pino melis aclarado. Patrón "A la española"

 

Tarima de pino Melis

Pino melis aclarado. Patrón "A la española"

 

Tarima de pino Melis

Captación en obra. Tarima original antes de ser procesada.

 

Tarima de pino Melis

Tarima original antes de ser procesada.

 

Tarima de pino Melis

Tarima ya procesada. Lista para empaquetar.

 

Tarima de pino Melis

Pino Melis empaquetado.

 

    



Lotes de distintos despieces para instalar en espiga, corte pluma, fajeado, entredós o a la española
1. SUELOS A ESPIGA: Decida el tamaño de tabla que necesita. Normalmente los suelos a espiga se montaban con tablas de entre 55 y 70cms de longitud por 5,5 a 7 cms de anchura. Podemos preparar el tamaño de tabla que usted demanda supeditado al stock disponible en cada momento.
2. CENEFAS O FAJEADOS: Son las tablas que se usaban para colocar alrededor de la espiga y ajustarla a las paredes. Se trata de tablas más largas que las usadas para la espiga. Su longitud y anchura puede ser variable. Una buena idea es colocar las más largas en las zonas más visibles y las menos largas en zonas cubiertas por alfombras o sofás. Su precio suele ser 30%/m2 superior al del de las tablas para espiga. No necesariamente deben pertenecer al mismo lote que la madera usada para espiga. Opcionalmente se puede colocar un doble fajeado separado por tablas cortas perpendiculares (entredós).
3. SUELOS "A LA ESPAÑOLA": Se llaman así a los suelos que se realizan con todas las tablas en la misma dirección, normalmente desde la puerta hacia la ventana. Se suelen colocar tiras de distinta anchura en orden aleatorio para lograr un aspecto más moderno.
4. LA MACHIMBRE: Si la tarima va montada sobre rastrel es necesario que las tablas vayan machihembradas para que al pisar sobre una de ellas no se hunda con respecto a las otras (efecto tecla de piano). Hoy día se opta por encolar las tablas a la solera de cemento o pasta autonivelante o a tableros de aglomerado hidrófugo o calabó fenólico que nivelan la solera. En tal caso la machimbre no es necesaria y ganamos medio centímetro de anchura de cada tabla, lo que supone menos desperdicio, y por ello un ahorro en términos ecológicos y económicos. Ganamos también años de vida para el suelo pues el suelo machihembrado agota su vida cuando los sucesivos acuchillados alcanzan la profundidad de la machimbre, unos 5 mm, en tanto que lo suelos sin machihembrar ofrecen todo su grosor.
5. EL GROSOR DE LA TABLA: Las tablas en origen tenían entre 20 y 22 mm habitualmente, pero a lo largo de su vida las tarimas pueden haberse acuchillado varias veces y en mayor medida en zonas de paso y en menor medida en bajo las camas y bordes de las habitaciones. Por esa razón hemos de regruesar las tablas antes de entregarlas para que todas tengan el mismo grueso una vez colocadas en obra, o bien acuchillarlas una vez instaladas. Las mínimas diferencias de altura entre tablas que se aprecien tras su instalación desaparecerán tras su acuchillado ulterior a la instalación.
Los distintos grosores se pueden mezclar usándolos en estancias diferentes o en zonas distintas de la misma estancia. Para ello calibramos nuestras tarimas a 16 y 19 mm de forma que clavadas sobre DM fenólico de 19 o 16mm respectivamente igualen su altura.
6. ACABADO: Toda madera instalada tenderá a homogeneizar su tonalidad con el paso del tiempo en función de las condiciones lumínicas de la estancia entarimada. No obstante si se pretende la homogeneidad de tonos desde el primer momento, el teñido de la superficie con nogalinas o anilinas da muy buenos resultados. Tras ello se podrá encerar o barnizar según el criterio personal. Actualmente está en boga dejar la madera desnuda tratándola y fregándola periódicamente con lejía. si por el contrario se pretende dotar de mayor sensación de profundidad a los suelos entarimados a espiga, se impone la utilización de las tablas mas claras en una de las vertientes de la espiga y las mas oscuras en la contraria.

 

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