Los suelos de madera de la sección de lujo de grandes almacenes como Selfridges y Harrod´s en Londres, estudios fotográficos de moda, halles de grandes hoteles, joyerías, sastrerías, clubes y chill-outs, mansiones de grandes fortunas y gran parte de esas maravillosas casas que aparecen en las revistas de decoración, todas tienen algo en común, suelos recuperados de derribo. Incluso los maravillosos suelos de edificios clásicos pueden ser suelos recuperados de derribos previos siendo el mejor exponente el palacio de Las Dueñas en Sevilla.
Que la calidad de un suelo de madera recuperada es superior a la de un suelo de madera nueva es un secreto a voces que a veces olvidamos a la hora de abordar un proyecto de construcción en la falsa creencia de por tratarse de maderas de gran calidad, pueden resultar más caras que los suelos de melamina, imitación a madera o laminados con tan solo unos milímetros de madera natural que encontramos en grandes superficies.
Suelo a la española "Spanish flooring" sin cenefa perimetral ni rodapié
Las ventajas de un suelo de madera de derribo son entre otras:
- Belleza: un suelo de madera recuperada tiene una bella pátina que no puede ser igualada o imitarse en un suelo de madera recién procesada. Los intentos para lograrlo suelen ofrecer resultados que no ocultan la hipocresía de la pretensión.
- Calidad: por dos razones básicas; la primera porque cuando en tiempos pasados la madera era abundante en relación a la población, solo las mejores y muy seleccionadas maderas se usaron para elaborar tarimas. El proceso de crecimiento del árbol era natural así como el de secado de la madera antes de ser procesada. La segunda razón es porque el envejecimiento de esas maderas ha reducido su grado de humedad ganando estabilidad.
- Ecología: la recuperación de suelos es una alternativa ecológicamente responsable frente a la instalación de suelos de madera nuevos que han requerido nuevas talas de árboles.
- Valor patrimonial: la madera vieja ha sido transformada en su evolución y con su uso en un elemento singular que la dota de un valor patrimonial innegable sobre los suelos de madera nuevos. Cada pieza de madera reutilizada nos liga a nuestra historia y pasado. Cada pieza de madera recuperada tiene una historia que contar.
- Singularidad: y no solo por la pátina única de cada suelo sino porque incluso algunas maderas ya no es posible obtenerlas en el mercado de madera nueva como la caoba o el castaño americano.
- Relación calidad/precio: que se evidencia si comparamos las tarimas recuperadas de derribo con tarimas del mismo grosor y calidad nuevas.
Con independencia del valor histórico que sin duda tienen algunos suelos recuperados de derribo por razón del origen del que provienen, las fuentes pueden ser básicamente dos:
- Viejas vigas de derribo y
- Viejos suelos de derribo propiamente dichos.
Las vigas de derribo además de poder ser recuperadas para la misma función estructural que tenían en la construcción derribada, son en sí mismas una fuente de madera en bruto a partir de la cual elaborar otros productos de madera de derribo, en este caso tarimas y parquets.
Se trata de una reelaboración de vigas a tarimas (recraft de viga a tarima). Este proceso se viene a realizar en aserraderos y no está exento de complicaciones.
En primer lugar la viga debe ser explorada cuidadosamente con sensibles detectores de metales para garantizar que no esconde clavos o restos de otros metales que pudieran deteriorar la sierra u otra maquinaria de la serrería.
Normalmente las puntas de viga han estado embutidas en paramentos no siempre exentos de humedad, por lo que la longitud útil de la viga será la que resulte de restar a la longitud total aproximadamente 50 cms por cada extremo que debe ser retirado para evitar contaminaciones por parásitos.
Otra pérdida importante de material se produce al retirar los costeros de las vigas redondas.
A partir de ahí tenemos la viga preparada para ser aserrada en tablas de aproximadamente 3 cms. Conviene el paso de la madera por baño de sosa o solución antiparásitos.
Estas tablas a su vez deben ser regruesadas mecánicamente al objeto de homogeneizar el grosor de todas las que han de componer un suelo.
Una vez regruesadas las tablas se procede a su machihembrado con fresadoras que van a labrar en la madera las correspondientes hendiduras para permitir el ensamblaje de unas con otras de modo que al ser pisada actúen en bloque.
Tarima de roble a la española
En este caso se trata de recuperar viejas tarimas y parquets para que vuelvan a cumplir su misma función en otra construcción.
Las tablas de tarima o parquet pueden haber sido instaladas sobre rastrel o encoladas a la solera.
En caso de tarimas colocadas sobre rastrel, las tablas se deben retirar con cuidado intentando que al desclavarse se dañe la machimbre lo menos posible. No es una tarea fácil. Requiere el entrenamiento del trabajador para que la operación resulte rentable en tiempo con el mínimo daño del material recuperado.
En caso de parquets encolados a la solera, se deben usar espátulas de mango largo que permitan ejercer la suficiente fuerza entre la tabla y el suelo como para despegar la cola o pasta niveladora con la que fue instada. En estos casos el exceso de cola que pueda quedar adherido a la tabla se puede retirar mediante un regruesado de la misma, pero si las tablas salen con restos de cemento es mandatario retirar estos manualmente para que las cuchillas de la maquinaria no se emboten o desafilen.
En todo caso es una tarea que requiere paciencia previa a la limpieza de la machimbre a base de formones.
En ocasiones resulta más rentable prescindir de la vieja machimbre y elaborar otra nueva. En tal caso se cortarán machos y hembras en el taller y se volverán a fresar. Sin duda este método ofrece unos resultados mas precisos que van a facilitar la colocación en la nueva obra pero también es cierto que lógicamente se pierde al menos un centímetro en la anchura de la tabla.
Lote de tarima recuperada desempaquetada y aclimatándose en su nueva ubicación antes de ser instalada
Una vez que disponemos de la madera recuperada puede volver a utilizarse bien como tablas para entarimado o bien como baldosas.
Se deben seleccionar las tablas mas rectas y que no presenten flectado, torsión o alabeo. En tal caso es preferible cortarlas en piezas más pequeñas que se podrán utilizar en rodapiés, fin de hilera o cenefas perimetrales. Cualquier defecto o torsión en la alineación de una tabla puede causar trastornos al entarimador.
Las tablas recuperadas deben ser almacenadas en paquetes de 4 o cinco tablas, según su grosor, flejadas en las puntas y en el centro para evitar combados ulteriores y ser guardadas en sitio fresco, seco y ventilado, intentando que los paquetes no se vean sometidos a esfuerzos de flexión o torsión.
La elaboración de baldosas es una alternativa que permite un mayor aprovechamiento de la madera al realizarse con trozos más pequeños de la misma y que ofrece resultados mucho mas espectaculares; si bien se trata de un producto que requiere mucha mano de obra.
Las baldosas se deben montar sobre tableros de madera hidrófuga para evitar que la humedad de la obra o vertidos accidentales posteriores hinchen la capa que subyace a la tarima y levanten la madera que tanto trabajo nos ha costado obtener.
Se trata de un trabajo de paciencia pero que ofrece unos resultados espectaculares. Los diseños que se pueden realizar son múltiples y se puede jugar a mezclar distintas maderas dentro de la misma baldosa o incluso intercalar baldosas de un material con otras de materiales distintos.
Las baldosas deben estar perfectamente calibradas tanto en superficie. Ligeras variaciones de grosor tienen menos importancia si vamos a acuchillar el suelo tras su colocación.
El ensamblaje de baldosas conviene que se realice mediante engalletado sobre la madera de base para que sea ésta la que soporte posibles sobreesfuerzos entre baldosas.
Baldosas de Melis y Sapeli
Las tarimas a instalar deben ser trasladadas y almacenadas en la habitación en la que se han de instalar al menos unos días antes para lograr que se aclimaten a la nueva estancia y que cualquier movimiento de la madera se realice antes de que haya sido instalada. Si bien lo anterior no es tan necesario en tarimas procedentes de derribo al tratarse de maderas más secas y estables, se trata de una precaución que no se debe descartar.
La primera cuestión a valorar será la solera sobre la que debe asentar la tarima. Conviene que ésta se encuentre lo mas limpia, regular y seca posible.
La instalación se puede hacer directamente sobre la solera, sobre rastrel o sobre aglomerados hidrófugos.
Se debe reservar este tipo de instalación para situaciones muy concretas en las que el nivel de solera sea perfecto y la misma sea de un material que permita la fijación estable de la madera.
Se trata de la manera clásica de instalación de tarimas. La instalación de los rastreles no es un asunto que se pueda dejar en manos inexpertas pues su nivelación ha de ser perfecta si no queremos añadir dificultades a la instalación de la tarima. El rastrel se suele fijar a la solera mediante mortero o pasta.
La utilización de rastreles permite la nivelación de soleras desniveladas en origen o incluso salvar desniveles u obstáculos como cables eléctricos o instalaciones que se hayan producido sobre la solera, pero se ha de considerar que el propio rastrel añade una elevación de cota del suelo que puede interferir con las puertas de la vivienda a solar.
Finalmente la aparición en el mercado de tableros hidrófugos ha facilitado las tareas de entarimado al permitir la fácil nivelación en toda su superficie (normalmente se venden en despieces de 3 mts2 de 122x244cms con grosores estándar de 10, 16 y 30 mm). Su capacidad de salvar obstáculos se ve limitada a múltiplos de los grosores disponibles pero su gran masa y peso hace que no precise fijaciones a la solera.
Estos tableros ofrecen una superficie plana y contínua en la que evitan lomas y valles de la tarima así como ofrecen una dureza y consistencia aceptable para soportar bien la tensión de elementos de fijación como clavos y/o tornillos.
Instalación de tarima recuperada de
derribo sobre
tableros de aglomerado
hidrófugo
Los modelos y diseños son múltiples y una simple visita a bases de datos fotográficas nos puede dar una idea.
Sin afán de exhaustividad nos referiremos a los más clásicos dentro de los cuales se pueden encontrar múltiples variantes.
Entarimado a la española “Spanish flooring”: las tablas de la tarima se colocan en hileras paralelas. Para darle mayor dinamismo se suelen alternar tarimas de distintas anchuras. Las tablas pueden morir a la pared o una cenefa perimetral.
Suelo a la española "Spanish flooring" sin cenefa perimetral ni rodapié
Entarimado a la francesa “French flooring”: el extremo de cada tabla se corta a 45º de modo que al unirse con otra cortada con el mismo ángulo en sentido contrario formen un ángulo de 90º formando espigas. Permite instalar tablas de distintas anchuras.
Entarimado en espiga o espinapez “herringbone”: en este caso la testa de cada tabla coapta con el extremo lateral distal de otra con la que forma ángulo de 90º, por tanto las tablas deben estar bien calibradas en anchura.
Entarimado de hojas quebradas “parquetry”: se trata de un entarimado mediante baldosas con diseños independientes unas de otras.
Entarimado de mosaico “mosaic parquets”: se trata de baldosas cuyo diseño se completa al colocar unas junto a otras.
- Data de la madera. Se trata sin duda del valor fundamental de la madera de derribo. Una madera mas vieja estará mas seca que la misma mas nueva. Sin lugar a dudas es preferible una madera mas vieja que otra de una variedad mas apreciada pero nueva.
- Variedad de madera. Nogal, palo rosa, roble, castaño, pino melis, haya, pino insigne, pino valsaín, etc. Elija siempre maderas estrechas en climas con grandes oscilaciones climáticas.
- Calibrado de la madera. Asegúrese de que toda la partida de madera que adquiere es del mismo grosor. En este sentido no conviene mezclar maderas de distintos lotes o en todo caso, si es preciso hacerlo considerar la utilización de espumas de poliuretano autonivelantes para su fijación a la solera.
- Sección de la madera. Valore los milímetros de madera por encima de la hembra de la machimbre. Ese es el grosor que iremos reduciendo en el futuro con los distintos acuchillados que le daremos al suelo con el paso del tiempo. No recomendamos usar tarimas con menos de 4 mm de entrega de madera.
- Longitud de la madera. Se trata de una variable que sin duda aumentará el precio de la misma por la dificultad de su obtención. No es necesario adquirir toda la tarima de la misma longitud. Los despieces mas pequeños se pueden usar en los extremos.
- Anchura de la tabla. Sin duda la madera de derribo es mucho mas estable que la madera nueva, no obstante, evite tablas de gran anchura en climas con fuertes oscilaciones de temperatura y humedad.
- Rectitud de las tablas. Se trata de una variable que no invalida plenamente una tarima si consideramos que una tabla alabeada o combada puede ser cortada en su longitud en obra y ser aprovechados las secciones resultantes en los extremos de la instalación.
- Limpieza de la machimbre. Una machimbre limpia ayuda a una mas fácil colocación. Las empresas de recuperación de suelos de derribo suelen ofrecer servicios de colocación. Recomendamos contratar estos servicios a la misma empresa proveedora del producto quienes al responsabilizarse de la limpieza de la madera se responsabilizarán de las dificultades que pueda ofrecer su instalación.
- Limpieza de la superficie. No debe ser un factor determinante a la hora de elegir una tarima salvo que se opte por terminaciones y acabados con gran personalidad o en estilos rústicos o industrial. Téngase en cuenta que tras la instalación de la tarima la misma debe ser acuchillada para evitar las cejas (leves diferencia de altura entre tablas), y con ese acuchillado van a desaparecer pinturas y barnices previos.
- Calibrado de baldosas. Salvo caso de diseños singulares es importante comprobar la homogeneidad de tamaño del lote de baldosas a usar.
- Tarima vs parquet: en el caso de adquirir lotes de baldosas es preferible que las mismas se hayan elaborado con piezas machihembradas entre si para garantizar la estabilidad entre piezas, si bien unas baldosas elaboradas con piezas de parquet, sin machimbre, admitirán un mayor número de acuchillados en su vida útil.
José Galindo
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