¿Por qué utilizar materiales de derribo?
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A lo largo de
la historia de la humanidad la reutilización de materiales de
construcción, útiles y enseres, ha sido norma básica, sin
embargo en el último siglo un consumismo desaforado nos ha
llevado a rechazar todo lo que era “viejo” para sustituirlo por
lo nuevo sin reparar demasiado en la calidad del objeto
desechado.
Solamente en
los últimos años con la puesta en práctica de principios ecologistas se
han desarrollado técnicas de reciclado de materiales y su
práctica se ha convertido en una costumbre socialmente valorada.
Pero la recuperación de materiales es un paso mas allá del reciclado en la escala de actividades
para un desarrollo sostenible ya que el reciclado precisa un
proceso de transformación a través de un consumo de energía
que permite la transformación de la materia original en un nuevo
objeto elaborado para otro uso, sin embargo la recuperación de
materiales consiste en la simple y mínima adaptación de los
materiales a un nuevo ciclo de utilización en su función
primigenia o quizá, de un modo creativo, en otra mas original.
Podemos decir que la recuperación o rehabilitación de materiales
supera al reciclado en cuanto a valores ecológicos se refiere.
Rehabilitar un edificio supone en la mayoría de los casos un ahorro energético del 60% frente a derribarlo y volver a construirlo. (NAM. Anuario de la Construcción 2007)
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Esta reducción
de costes energéticos y de materia prima que permite la
recuperación de materiales lleva aparejada una reducción en el precio si
se comparan las piezas provenientes de derribo con piezas
similares de nuestro tiempo. La generalización del disfrute de
ciertos bienes, por la mayor parte de la población que se ha
producido en los últimos tiempos, se ha llevado a cabo
principalmente gracias un abaratamiento en los costes de
producción que se ha conseguido mediante una reducción
de la calidad con respecto a los mismos productos de la época de
nuestros abuelos. Probablemente una puerta de aluminio mejore en
precio a una puerta de madera pero todos estaremos de acuerdo en
que la calidad de una puerta de madera suele ser superior a la
de la primera, sin considerar aquí las ventajas estéticas de
la madera sobre el aluminio o PVC. Ahora bien si comparamos dos
puertas de madera, una de nueva construcción y otra proveniente
de derribo, la diferencia de precio se hace patente a favor de
la segunda por una simple cuestión de costes de la mano de obra
de hoy en día. No queremos considerar las diferencias estéticas
que casi seguro ofrecerán un saldo favorable al material
recuperado, ni considerar tampoco la calidad de una madera
añosa frente a una nueva.
Pero hay otros
valores nada despreciables se satisfacen mediante la utilización
de materiales recuperados. Sin lugar a dudas, y al menos para
nosotros, la transmisión del
patrimonio a futuras generaciones de las técnicas del
pasado, la evocación de recuerdos de épocas y técnicas que
constituyen parte de nuestro patrimonio cultural y social. La
memoria histórica es un valor nada despreciable. El conocimiento
adquirido en miles de años de ensayo y error se plasma en los
materiales de principios del siglo XX y anteriores. Solamente el
tiempo juzgará nuestras nuevas técnicas de construcción.
Nuestras obras arquitectónicas surgidas del rápido desarrollo
tecnológico que nos ha permitido el acceso a técnicas aún no han
pasado por el duro y severo juicio del tiempo. Aquellas que por
su calidad lo hagan pasarán a engrosar nuestro inventario
patrimonial y se revalorizaran con el tiempo.
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El tiempo siempre juega a favor de
los materiales recuperados pues si estos han alcanzado un cierto
valor hasta nuestros días, su escasez, su valor testimonial y
ambiental crecerá con el transcurso de los años. Es común que
anticuarios y comerciantes se comprometan con sus clientes a la
recompra de los objetos por el mismo precio en que los venden
unos años mas adelante. La revalorización de los objetos del pasado esta
garantizada con el paso del tiempo. Nunca un objeto recuperado
debidamente mantenido va a valer menos que el día en que se
compra. ¿Podemos decir lo mismo de los nuevos materiales
comprados en el mercado?
Cuando una
pieza, un material ha pervivido hasta nuestros días durante
cincuenta o cien años, sometido al desgaste del tiempo, a las
inclemencias climatológicas, ha demostrado sobradamente su calidad y adaptación al medio en el que ha pervivido. Si transcurrido este tiempo un material
conserva sus características cualitativas básicas, podemos estar
seguros de que lo seguirá haciendo durante mucho tiempo,
especialmente si una vez puesto en valor se le dispensa el
mínimo cuidado del que con seguridad se le privó durante muchos
años de su historia. Esto sin considerar que algunos materiales
como es el caso de la madera antigua ganan en calidad con el
paso del tiempo.
Finalmente,
la gran variedad de objetos fruto de su singularidad de cada
trabajo realizado artesanalmente, el carácter cíclico de las
modas y tendencias hacen difícil no encontrar aquella pieza que
satisfaga nuestras preferencias estéticas. La simple pátina del
tiempo unida a la singularidad de cada pieza son propiedades que
contribuyen a la valorización estética del material recuperado. Es evidente las
casas y ambientes en los que se han utilizado materiales
antiguos tienen un encanto, un "nosequé" que los convierte en
especiales y que parte del encanto de los materiales de derribo
reside en que sus cicatrices nos hablan de viejas historias
conformando su pátina, por eso los materiales de derribo son
ampliamente demandados por los artistas y amantes de la
decoración. ¿Podemos recuperar materiales o esperar una vida para
disfrutar de la pátina de toda una vida?. |
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